Eviten
estas canciones para conservar la salud emocional.
El desamor es una situación bastante desagradable.
Es un dolor agudo en el estómago, una pérdida temporal de la autoestima, de la
concentración, de la creatividad y de las habilidades sociales.
Afortunadamente
no dura para siempre y duraría menos si no fuera porque nuestra sociedad le
echa de comer en abundancia a esa situación en forma de literatura, de películas,
de mensajes televisivos y sobre todo por medio de la música. El desamor es un asunto que
tampoco se libra del machismo y el patriarcado marcando los siguientes estereotipos: la mujer está incompleta sin el
hombre y llorando por las esquinas y el hombre despechado ha confiado en una
mujer mala. Estas canciones nunca plantean maneras sanas de plantear las
relaciones humanas y condicionan toda una ideología que sigue enfrentando y
alejando a los diferentes sexos. Yo digo que ya basta de trasmitir estos
mensajes insanos. El primer paso es saber reconocerlos cuando los tenemos
cerca, veamos cinco ejemplos:
1º
La Bella Durmiente-Eres tú mi príncipe azul. Empezamos con
una película de Disney que es, por excelencia, el brazo armado del patriarcado. La Bella Durmiente contiene el argumento más macabro de la
historia del cine (y es para niños). Una chica que vive en el bosque y que sueña con la llegada
de su príncipe azul. (Hasta ahí todo normal en Disney). Pero por un maleficio de
otra mujer celosa y reprimida, (así es como caracteriza Disney a las mujeres de
mediana edad con caracter), esta joven doncella vive dormida esperando a que la
despierte un beso de amor verdadero. Sólo junto a un príncipe su vida tendrá
sentido y podrá ser por fin una vida, lo demás es un trámite. Esto es sexismo,
es violencia y es dominación y yo siempre me pregunto ¿Cuántos hombres pasaron
por allí para besarla hasta que la dio con su amor verdadero? Prefiero que mi
hija sea una bruja a que la bese todo el reino mientras duerme.
2º
Malú. La espectacular voz de Malú es barrida rápidamente
por la escoba del patriarcado por culpa de la mayoría de sus letras.
Aparentemente una mujer con mucho carácter, que sin embargo insiste en cada
disco en parecer una esclava del amor, completamente deprimida, sin autonomía,
sin dar un puñetazo en la mesa y decidir dejar de sufrir por ese chico,
mostrando una sumisión total desde canciones como “Toda” donde le propone a su
pareja que haga con ella lo que quiera aunque su vida corra peligro, pasando
por “ te regalo mi amor, te regalo mi vida” despojándose de toda ella, y ya
directamente un “deshazte de mí”. El caso de Malú es preocupante, porque no
estamos hablando de corridos mexicanos rurales ni baladas de los años
cincuenta, se trata de una mujer que está en la lista de éxitos nacional cada
cierto tiempo, contaminando a los jóvenes esta forma nociva de vivir el amor y
las relaciones.
3ºAlejandro
Fernández-Mátalas. Ahora si estamos hablando de corridos
mexicanos. Superado el susto inicial de que este hombre esté haciendo apología
de la violencia machista, nos damos cuenta de que no lo arregla intentando
matarnos con una sobredosis de ternura en vez de con una daga, ya que nos
define en la primera estrofa como “seres” y más tarde como “ingratas”
alimentando mitos como el que nos posiciona como la fruta prohibida y la perdición
de Adán, o los desastres que salieron de la Caja de Pandora. Este tipo de
argumentos nos deja en un lugar inferior en el que sólo podríamos esperar perdón o caridad de los hombres, que tengan a bien querernos y mimarnos.
4º
Amaral. “Sin ti no soy nada”, “Cómo hablar”, “Te necesito”.
En fin, no me voy a deprimir. Sólo quiero comentar acerca de Amaral, que nunca
plantea una alternativa alegre a la soledad. Según estas letras una mujer debe
preferir quedarse con un hombre que está visto que no la quiere, a estar sola,
incompleta, muda, casi muerta.
5º
Julio Iglesias. “Lo mejor de tu vida”. Su despecho y su falta de modestia le lleva a
recordarle a la mujer en cuestión que su juventud, su virginidad, sus mejores
años, se los llevó él como algo tangible dándole a entender que ahora ella es
impura por haber tenido más relaciones sexuales con otro hombre que no fuera él
y tratándola como un juguete roto que no posee nada de sí misma. Regodeándose en la odiosa idea de que las mujeres olemos a hierba (¿?) o que nuestra virginidad es pureza y nuestra vida sexual sana y activa nos debe desprestigiar.
Cuando uno está dolido puede llegar a creerse estas
canciones pero lo que debemos pensar es que hay otra forma de tramitar los
malentendidos tras la ruptura o el desengaño amoroso que no sea el antagonismo
de los sexos ni el rencor perpetuo sino el consenso y el respeto. El respeto de
dos personas que se han querido mucho durante mucho tiempo. En este sentido me
comprometo a recopilar casos de canciones que vayan en esa dirección.
No he querido hacer sangre. Por desgracia no se
libran grandes músicos que incluso hemos admirado como Joaquín Sabina o Maná.
El problema es que muchas veces es intencionado y cuando no lo es, se trata de algo
grabado a fuego en nuestra forma de relacionarnos que tenemos que advertir y
corregir o al menos visualizarlo. A lo mejor hay muchos ejemplos que yo ni si
quiera puedo ver porque estoy muy dentro del patriarcado. Eso sí que sería
deprimente, como para escribir una canción.