sábado, 2 de enero de 2010

MENOS LISTOS QUE EL HAMBRE

El hambre debe ser horrible. En esto todos estaremos de acuerdo. Es una sensación angustiosa y pondría en peligro nuestra vida si la prolongáramos durante mucho tiempo. Tanto es así, que muchas veces el hambre ha sido usada como arma de presión a un gobierno o como forma de agradar a un dios.

Cuando éramos pequeños y no nos comíamos toda la comida que había en el plato, los adultos solían decirnos: ¡Cómetelo todo que en el mundo hay muchos niños que no tienen nada que comer! Hoy sabemos que el hecho de que nosotros nos comiéramos todo lo que había en el plato o no, no creaba (por desgracia) la consecuencia inmediata de que un niño del tercer mundo pudiera alimentarse. De modo que este chantaje emocional disfrazado de frase consecuente, no encierra una solución al problema del hambre, sino un gesto simbólico de solidaridad como puede ser guardar un minuto de silencio por el fallecimiento de alguien. También sabemos afortunadamente que la lacra del hambre en el mundo no tiene nada que ver con que a nosotros no nos gusten los espárragos o la crema de zanahorias. En realidad ni siquiera es nuestra culpa, pero solucionarlo, es la responsabilidad que nos corresponde como seres humanos que viven en un siglo donde se da una escalofriante cifra de más de 1.000 millones de personas que pasan hambre en el mundo, y seis de cada diez mueren por esta causa.

Como cuando decimos planeta suena tan lejano que apenas notamos qué parte de responsabilidad tenemos en el asunto, hablemos en términos un poco más cercanos. Piense en sus compañeros de trabajo, cuéntelos y cuando llegue al sexto, imagine que ha muerto de hambre, o piense ahora en sus amigos agregados en Facebook, y que de seis amigos uno muera de hambre, o en los pasajeros que van con usted en una guagua o en un avión…Les pido disculpas, si ha sido desagradable mi comparación, pero creo que no tanto como que una madre tenga que oír a su hijo decirle que tiene hambre, y no poder alimentarle. Un desastre. Menos mal que una ya no mira el paso de la historia como una trayectoria ascendente de progreso en todos los ámbitos sino como un péndulo que va y viene a veces algunas cosas están bien y luego mal y viceversa, porque si tuviéramos que colgarnos una medalla a estas alturas, en el año 2010, desde luego que no sería la de los valores o la de la humanidad. Otras mas efímeras quizá, pero esas en concreto, no.
Ni siquiera esos que sostienen los hilos de las demás marionetas de gobierno que nos inundan con mítines que siempre incluyen la palabra progreso, avance, sostenibilidad, ni siquiera ellos, han sido más listos que el hambre. Pero sospecho que si se creen mas listos que nosotros, y en cierto modo lo son y serán mientras consintamos y finjamos que no nos enteramos de los abusos que se cometen con la mayor parte de personas de este mundo. La solución es compleja, seguro, pero también es mas fácil de lo que nos hacen creer o si no , y discúlpenme por la simplicidad de mi comparación, llevar comida a todo el mundo no debe ser mucho mas difícil que distribuir botellas de Coca Cola, y como sabemos ésta se encuentra en cualquier país al que vayamos, aunque sea lo único que haya para llevarse a la boca. Los mismos seres humanos que han tenido la inteligencia suficiente para distribuir este producto por todos los rincones del mundo, ¿No podrían arreglárselas para buscar la manera de distribuir mejor los alimentos?, Claro, sin intereses económicos está visto que la mercancía se pierde por el camino. Seguramente en 2010 seguiremos callando, aceptando estas cifras de hambre que da la ONU, como si fuera algo inevitable, con la misma resignación que se tiene ante la erupción inminente de un volcán, mientras a medio mundo se lo comen las moscas. Perdonen si en este sentido, no me siento muy orgullosa del año que recién empieza.