jueves, 6 de marzo de 2014

Espero no echarte mucho de menos

Lo peor que te puede pasar es nacer sin quererlo, y lo mejor en ese caso es volverte loco. Nos hemos despertado con la noticia de la muerte de Leopoldo María Panero, era el mejor canalla que conocí de cerca, un canalla al que daban ganas de abrazar. Pero nadie lo hacía en Las Palmas por último. La ciudad se acostumbró a contar con él como atractivo cultural, como se cuenta con las esculturas de Chirino o con las fachadas de Vegueta, y éso sólo los que sabían que detrás de tanto humo había un gran poeta, el resto le metían en el mismo saco mental en que se mete a los mendigos, con ese desprecio...
Y hoy me sorprende leer y escuchar desde todos los rincones del país sentidos homenajes a su figura: especiales a toda página, entradas de blog como ésta o hasta locutores llorando en la radio a primera hora de la mañana, como si fuera un homenaje necesario que nos queríamos quitar de encima. Mientras se secaba bajo el sol de los bancos en Triana era un mueble de vapor, pero hoy que ya no molesta su incómoda presencia, vamos a ponernos tiernos. Qué gracia le haría todo ésto, es una pena que no lo pueda ver. "Yo que todo lo prostituí, aún puedo prostituir mi muerte y hacer de mi cadáver el último poema".





Hoy me gustaría hablarles de algunas de las personas que se dejaron impresionar por su vida y no por su muerte y a su manera le rindieron homenaje.

 Empezaré mencionando a Jaime Chávarri, que supo plasmar en una pantalla blanca y negra un paciente e impecable documento de la vida familiar de Leopoldo María, imprescindible para saber en qué contexto nace una mente tan llena de fantasmas y abismos como la suya.
El desencanto. Jaime Chávarri.

Otro documento audiovisual de incomparable valía sobre la vida de un ya entonces recluído en la Isla Panero, se lo debemos al cantante Enrique Bunbury, quien había admirado a los hermanos Panero desde su adolescencia y hasta llegó a afirmar que sus letras en solitario estaban inspiradas en ese halo terrible de sus poemas. Lo bueno de este documento es que en él, aún su locura le permite comunicarse con cierta facilidad y nos regala frases y momentos para la Historia.
Un día con Panero

El hotel Madrid por su parte, colaboró incansablemente a que el poeta ahogara su locura en alguna sustancia que no fuera más locura. Cuándo le decía a su camarero que me hablara de Panero solía decirme con una sonrisa: "Diré que es un mal cliente, pero también un reclamo. Me debe tantas cuentas... Lo tomaré como mi contribución a la literatura universal". También el Campus de Humanidades donde elegía pasar las horas era uno de los rincones de la ciudad donde se le podía encontrar. Quizá en algún tiempo, le pareció un lugar donde poder hablar de literatura con los alumnos de filología o de política con los de Historia. En sus últimos años de silencio seguía yendo a rodearse de colillas hasta que le prohibieron la entrada en el Campus.
Hotel Madrid. Las Palmas de Gran Canaria.


Los Bancos Triana . Sus principales puntos de apoyo en sus últimos años de vida. Desde allí era observado y observaba con esa inquietante mirada de los locos que dicen cosas que se parecen tanto a las verdades incómodas. Una mirada de reproche, descarada, como de haber visto algo que el resto desconocemos, como si fuera el único cuerdo de la Calle Triana.


Hay muchos más enlaces y documentos que elogian su obra, pero desde éstos yo les invito a que admiren a la tormentosa persona y que la odien también un poco, que es otra forma de admiración.

Que la tierra te sea leve

Llevabas tanto tiempo loco, que nadie te va a echar de menos más que hace dos semanas, pero vive Dios que fuiste una persona irrepetible, que nos diste tu talento, como los leones dan espectáculo a cambio de su cautividad. Si vieras las muestras de afecto en las redes sociales, de jóvenes y no tanto que han escalado un par de centímetros sobre su abismo gracias a alguno de tus versos... Igual de perdidos y desencantados que tú. Espero no echarte mucho de menos. Sit Tibi Terra Lebis.