domingo, 22 de agosto de 2010

¡Arriba el sur!

Una vez escuché al Presidente de la Real Academia Española de la Lengua, decir en la radio: “Pensamos con palabras, cuantas mas sepamos, mejor pensaremos”. Si esta frase es cierta, también es cierto que el lenguaje es un arma tremendamente poderosa en la construcción de una sociedad y en su buen desarrollo. No obstante si aceptamos también la frase que nos dice que una imagen vale más que mil palabras, cabe preguntarse, ¿Cuidamos los mensajes visuales de nuestra sociedad?

Desde pequeña me llama la atención el hecho de que en el planeta  tierra no hay ni arriba ni abajo, ni derecha ni izquierda. Por tanto, el hecho de que el norte esté arriba y el sur abajo, es totalmente arbitrario e imaginario, como el ecuador, como el meridiano cero, como las isobaras, como Mickey Mousse. Salvo este último, los anteriores conceptos citados, forman parte de nuestro necesario sistema de etiquetación para poder poner orden en el caos, para poder entender todo lo que nos rodea.

Entonces hay quien piense, que no importa que el norte esté arriba y el sur abajo,  porque lo que hace que el norte sea el primer mundo y el sur el tercero, son conceptos mas difíciles que cómo este colocados en el mapa, pero… ¿Y si el cambio, tal como sucede con el lenguaje no sexista, empieza por el lenguaje visual? ¿Por qué no educar a los niños desde pequeños que el mapa puede estar en la pizarra con Australia arriba y Groenlandia abajo? ¿Por qué no enseñarles que aunque el norte haya esquilmado al sur, no tenemos por qué recordarlo siempre gracias al Mapamundi, sino intentar cambiarlo?

¿Hay algún profesor o profesora que me esté leyendo que se atreva con este cambio en septiembre? Yo ya lo hice, con mi globo  terráqueo, no solo le di la vuelta sino lo puse con el ecuador como meridianos y viceversa… El primer día fue raro, pero ya me he acostumbrado y me gusta, parece una tontería pero al menos visualmente, ya no hay opresores y oprimidos, ni estos sures de aquellos nortes, solo hay un mundo sin fronteras, que no va a cambiar por el hecho de darle la vuelta, pero que si puede cambiar si empezamos a mirarlo desde otra perspectiva.