martes, 22 de abril de 2014

"Para que el alma no muera" 23 de abril

Un libro es un objeto que no es poderoso per se. Un libro para un gato no es nada, bueno, para un gato todo es una cama. Pero un libro para un hámster, para un elefante o para una amapola no es nada. Y si lo es, no lo sabemos.
Esto coloca al libro en una posición de dependencia con respecto a las personas, ya que nosotros los creamos, los utilizamos y nosotros podemos destruirlos, quemarlos,prohibirlos... ¿Significa ésto que los libros son inofensivos? ¿Significa que las personas no dependemos de ellos? 
No y no. Un libro es el resultado de la ecuación compuesta por por la persona que lo lee (y sus circunstancias) y el libro y su contenido.


De esta forma, cada libro se comporta de manera diferente, dependiendo de las circunstancias contra las que impacte. Si aceptamos ésto, debemos admitir que no todos los libros son buenos, liberadores, pedagógicos y constructivos por el mero hecho de ser libros. Por ejemplo: el libro "Mi lucha" de Adolf Hitler, impactando contra las circunstancias mentales de un neofascista o un antisemita no es bueno, ni esperanzador ni mucho menos liberador. Por eso cuando les gritamos a los policías en las manifestaciones: "¡menos violencia y más leer libros!" Estaría bien especificarles cuáles sí y cuáles no y aun así estaríamos corriendo un riesgo. Porque la decisión de acercarse a un libro es personal y no en todas las personas produce el mismo efecto.

Y es que los libros tienen ese poder, de crear acciones, de ir más allá de sus propias páginas, de ser una extensión del mundo que no ocupa mucho espacio, no tanto como el que contiene. Se convierte en un sitio de la casa, un lugar en el que refugiarse, una ventana. Habla García Lorca, del destierro de Dostoyevski en Siberia. El escritor ruso le escribió a fu familia una carta en la que les rogaba "Enviadme libros para que mi alma no muera" Federico explicó así este deseo: Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua; pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras para subir a las cumbres del espíritu y del corazón, porque la agonía física, biológica, natural de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida”. 
Sería también Lorca que quien en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal Fuente de vaqueros, recitara un precioso discurso que bien parece un poema en prosa y un canto a la importancia de estos objetos que hoy homenajeamos: "Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría pan sino que pediría medio pan y un libro. Ataco violentamente a los que solo hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirse en máquinas al servicio del Estado". 

Dependemos de los libros porque aun no hemos inventado nada más poderoso para transformar mentes, sociedades, etapas históricas. El saber acumulado de la Humanidad aguarda en ellos para mostrarnos escaleras, horizontes, esperanza. En cualquier formato: electrónico, pdf, epub, de papel, de pergamino, encuadernado en oro, da igual eso no importa, lo de dentro es lo importante. Esa es la mejor metáfora que encierra la incógnita de la ecuación de un libro y eso nos hace a todos iguales.