martes, 23 de marzo de 2010

¡UNOS ANIMALES!

Si Mowgli hubiera tenido como compañero de la manada a un miembro de la Guardia Civil de Agüimes, el tigre Shere Khan no le hubiera dado tantos problemas, y la trama de la novela de Kipling, se vería reducida a uno de los títulos más bonitos de la literatura. Desde que el gorila del Loro Parque me miró fijamente a los ojos y sentí vergüenza de mí misma, por participar del espectáculo que se crea en torno a los animales en cautividad, me he propuesto no volver a visitar un zoológico, ni consentir en contemplar algún animal que se encuentre lejos de su hábitat natural. De modo que lo que sucedió en Gran Canaria ayer con los tigres del Cocodrilo Park, no sólo me entristece sino que me enfada muchísimo. Yo no sé qué haría, a parte de pasar mucho miedo, si viera por mi ventana a un tigre de Bengala acercarse furioso a mí, seguramente si tuviera una pistola en el cajón de la mesa de noche, le dispararía en defensa propia. Pero eso lo haría yo, porque no debo culpa de que, de repente, por mi jardín aparezca semejante animal. Pero las responsabilidades civiles y los responsables de un parque de un municipio que sabe que posee especies peligrosas en uno de sus zoológicos y que hay que estar preparados por que todo puede pasar, no pueden declarar en los medios de comunicación, después de matar a tres ejemplares de una especie en peligro de extinción que: “El problema está solucionado”. No, el problema acaba de empezar. No voy a entrar en la discusión de si debieron usarse tranquilizantes en vez de balas, porque independientemente de que es lo que pienso, no soy veterinaria ni creo que sea el germen de este problema que ojalá derive en debate social sobre el estado de los animales lejos de su hábitat encerrados y deprimidos en zoológicos y a cargo de qué tipo de personas. Le comentaba a mi padre en el almuerzo que me encantaría que dentro de muchos años, siglos quizá, los zoológicos sean mirados como aberraciones por parte de los seres humanos hacia otras especies que en el colmo de su egocentrismo y comodidad, encerró y secuestró animales para acercarlos a sus hijos en las mañanas de domingo privándoles de la oportunidad de vivir o morir en libertad, y que seremos la vergüenza de la sociedad que no llegaremos a ser ya que a veces también pienso que lo mejor que podemos hacer por el mundo, es extinguirnos antes que el resto de las especies. No seré tan ambiciosa como los cantantes Roberto Carlos o Antonio Flores, no podemos ser tan civilizados como los animales, pero a veces me hubiese gustado, no pertenecer a la especie más cruel de todos ellos.